Etapa dedicada a Jesús Amurrio, por su cumpleaños.
Felicidades de parte de los Jelopinos, Amurriano !!!!.
Y a ti también Iñigo, que también fue tu cumple.
Aquí pasamos a mostrar el track.
Otra historia más... para otro Domingo más...
Nada hacia presagiar los peligros de la carretera. En principio una ruta sin complicaciones sobre terreno asfaltado y aparentemente cómoda.
Una vez dejadas atrás las trabajadoras abejas y el cartel que anuncia, incluso en Domingo, "Peligro Abejas Trabajando", (que no coloco foto porque ya lo hice en alguna etapa anterior), y tras la eliminación sonora de algún que otro cubata por parte de Iñigo y otro tipo de exclusión y no precisamente armónica aunque no podemos negar que cierta melodía si que tenía, por parte de Joaquín, que como les gusta pernoctar, luego pasa lo que es de ley que pase, pues la sabia madre naturaleza tiene que ser compensada y recibir lo que es suyo.
Además en el lugar donde estábamos no podía ocurrir otra cosa sino que la velocidad del viento se viera incrementada en delta Km/h y los acaudalados molineros vieran crecer sus ingresos fruto del aumento de velocidad de las aspas de estos.
Ya de vuelta es cuando el peligro, pudo haber hecho de una etapa interesante una peligrosa etapa.
Pero esta vez la Diosa Fortuna (la buena) viajaba conmigo en la bicicleta y quiso que entrando en una curva a unos 50 Km/h, (bajando por supuesto), la bicicleta cuan formula one, se salio de su trazada entrando en una zona de gravilla suelta, que hacía que la rueda trasera no se pusiera de acuerdo con la delantera y quisieran ir en direcciones opuestas y por si esto fuera poco el cuadro y el manillar no estaban de acuerdo con ninguna de las ruedas y querían a toda costa perder la verticalidad y todo esto con mi amiga y conmigo encima de la bici.
Como no podía ser de otra manera al otro lado de la carretera no me esperaba precisamente un jardín botánico, repleto de floridos y esponjosos tulipanes rodeados de graciosas margaritas, sino un barranco de unos cuantos metros y mas abajo unas matas... y a su lado unas rocas... y mas abajo un río... y mas rocas... y mas matas... que querían hacer de mi cuerpo un destrozo.
Pero como viajaba acompañado y me gusta poner en practica la habilidad y la destreza, puse el pulsómetro marcando cero durante unos segundos y... con todos los sentidos conocidos y los que no conocemos, pero doy fe que están ahí y solo sabemos utilizarlos en las situaciones límite..., enderezando la bici los 30 grados con respecto a la vertical que previamente había perdido... derrapando con la rueda trasera dos segundos... enderezando 15 grados la dirección... volviendo a enderezar la bici que no cesaba en su empeño de inclinarse..., para volver a derrapar y volver a corregir la trazada derrapando nuevamente pulsado el freno trasero a pequeños toques que hacían derrapar la rueda e ir orientando la bicicleta, y repitiendo esto tres veces conseguí, sin soltar los pies de los pedales y sin perder el equilibrio, volver a la trazada, con tan solo un leve contacto entre mi pantalón y el guarda rail donde segundos antes me veía incrustado y acordándome de lo peligrosos que son y la cantidad de veces que lo denuncian los moteros y con la única idea en la mente de librar y no besar el suelo.
Como si de un comic se tratara, me sacudí un poquito el polvo del pantalón y ni un rasguño.
El pulsómetro volvió a su ritmo normal y la cara se me encajo recuperando el color natural que durante unos segundos viajaba mas lento que yo y se había quedado junto con mi sombra un poquito mas atrás mirando lo que pasaba, para decidir si me acompañaba o por el contrario pasaba de todo y se quedaba arriba.
Y después del relato corto, aquí dejo el vídeo de felicitación dedicado al Amurriano de parte de su primo Luis Ma. Dicho sea de paso no se escucha nada que no sea el viento, pero si lo ves varias veces puede que llegues a oír la dedicatoria.
Hasta el próximo episodio, chao chao nos estamos viendo.