Etapa Infernal
Todo comienza a partir de dos preguntas,
- ¿hacia donde vamos?,
- ¿Queréis una etapa tranquila o subimos a Aguilar de Codes?.
Los chavales entusiasmados, deciden a Aguilar de Codes, y así vemos los molinos.
Parecía fácil pero la cosa se pone turbia, teniendo que coger las bicicletas a hombros para sortear el primer obstáculo
. Se sigue complicando la cosa y tenemos que atravesar verdaderas selvas, donde los matorrales nos graban su nombre en brazos y piernas, al fin parece que hemos salido del lío, pero ahora empieza lo mejor.
Una vez que conseguimos llegar a Viana, ¡venga! a comenzar la subida de verdad. Mientras analizamos posibles rutas para evitar la carretera, los menudos se van alejando, ya no hay marcha atrás. Aunque haya que parar un poco para aligerar peso, la subida no cesa. Tenemos que tirar hasta lo mas alto porque no los volvemos a ver hasta llegar a la cima, donde decidimos atravesar la pista que encadena los gigantes, ("con estos si que Don Quijote hubiera
flipao"), pensábamos que nunca culminaríamos. Todos ya cansados,
- ¿Cuando empieza la bajada?.
Era la pregunta mas repetida, tras terminar una subida y dar comienzo a la otra.
No falta mucho ya llegamos.
Las piernas comenzaban a temblar cuando por fin en el horizonte, ya no eran bases de aerogeneradores lo que veíamos, sino la punta de las palas las que asomaban, ahora llegaba lo fácil, la bajada. Esperábamos los 25 Km de bajada pero no, el destino quiso que tuviéramos que seguir subiendo hasta Lapoblación, y ahora si, plato grande y piñón pequeño.
Como empieza a se habitual, no se si no sera cosa de las bicis que llevamos, Rubén pincha a 5 km de la llegada, a trancas y barrancas para no cambiar la cámara consigue llegar, no sin varias paradas a inflarla y como son las 14 horas Alonso esta esperando a que lleguemos para salir, venga pues a ver la carrera y a descansar, que nos lo hemos merecido tras cinco horas de pedalear y haber recorrido casi 70 Km.
La próxima nos esta esperando, (haber si ya hay bicis nuevas).
Todo comienza a partir de dos preguntas,
- ¿hacia donde vamos?,
- ¿Queréis una etapa tranquila o subimos a Aguilar de Codes?.
Los chavales entusiasmados, deciden a Aguilar de Codes, y así vemos los molinos.
Parecía fácil pero la cosa se pone turbia, teniendo que coger las bicicletas a hombros para sortear el primer obstáculo
. Se sigue complicando la cosa y tenemos que atravesar verdaderas selvas, donde los matorrales nos graban su nombre en brazos y piernas, al fin parece que hemos salido del lío, pero ahora empieza lo mejor.
Una vez que conseguimos llegar a Viana, ¡venga! a comenzar la subida de verdad. Mientras analizamos posibles rutas para evitar la carretera, los menudos se van alejando, ya no hay marcha atrás. Aunque haya que parar un poco para aligerar peso, la subida no cesa. Tenemos que tirar hasta lo mas alto porque no los volvemos a ver hasta llegar a la cima, donde decidimos atravesar la pista que encadena los gigantes, ("con estos si que Don Quijote hubiera
flipao"), pensábamos que nunca culminaríamos. Todos ya cansados,
- ¿Cuando empieza la bajada?.
Era la pregunta mas repetida, tras terminar una subida y dar comienzo a la otra.
No falta mucho ya llegamos.
Las piernas comenzaban a temblar cuando por fin en el horizonte, ya no eran bases de aerogeneradores lo que veíamos, sino la punta de las palas las que asomaban, ahora llegaba lo fácil, la bajada. Esperábamos los 25 Km de bajada pero no, el destino quiso que tuviéramos que seguir subiendo hasta Lapoblación, y ahora si, plato grande y piñón pequeño.
Como empieza a se habitual, no se si no sera cosa de las bicis que llevamos, Rubén pincha a 5 km de la llegada, a trancas y barrancas para no cambiar la cámara consigue llegar, no sin varias paradas a inflarla y como son las 14 horas Alonso esta esperando a que lleguemos para salir, venga pues a ver la carrera y a descansar, que nos lo hemos merecido tras cinco horas de pedalear y haber recorrido casi 70 Km.
La próxima nos esta esperando, (haber si ya hay bicis nuevas).
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